lunes, 11 de abril de 2011

A TI: HISTORIADOR SIN HISTORIA

Sin conseguir una palabra exacta para comenzar. Así me siento, tal cual como te sientes al empezar una historia y temes terminarla. Con miedo.


A cada historia se le ha propuesto una voz en letras, un ilusionista ortográfico. Propuesto ahí, en el lugar perfecto y exacto para hacer de una simple mirada, edificio, brisa, una nueva inspiración.


A pesar de estar destinado a contar los pasos del tiempo y el aliento de las experiencias, tu propia voz te hace mudo de las letras que deberías dejar expuestas frente a los ojos de todos aquellos que ansiamos ser espectadores de tus cuentos remendados.


Reméndalos, haz de tus relatos rotos, un mosaico, una obra de arte. Haz de tus historias quebradas la realidad intacta de tu día a día.


Pégalas, una por una y utilízalas como la medicina que hace falta para callar al freno que en tu cabeza te impide sentir la libertad de no ser esclavo de tu silencio.


Grita. Apasionadamente o con dolor, pero no te tragues el ruido que tus historias deberían estar haciendo y que sigues reprimiendo.


¿Por qué te callas historiador? ¿Qué te llena de dudas? ¿Qué te hace tener miedo de tus propias travesías?


Sin embargo aquí sigo; intentado que escribas, esperando que hables. Necesitando que relates.


Sentado, esperando por los aplausos que mereces y te resignas a no escuchar. Tu mayor fan, aquí, intacto, esperando que dentro de las cuatro paredes en donde creas cuentos perfectos, decidas abrir la puerta.


Decidas quitar el seguro de la cerradura y liberes tus palabras.


Sí, aquí sigo sentado, escribiendo. Creándole una historia a un historiador sin cuento, creándole un relato a aquel quien debería estar regalándole al mundo una nueva narración.


Creándote las fuerzas para que liberes tu voz. Para que hagas bailar tu mano en el papel.


Escribiéndote para que no te olvides de tu lector número uno . Para que no olvides que te quiero sin perder el gusto de ciertas veces pretender no necesitarte.


Para que no dejes de recordar que tienes grandes historias que relatar.


Tú, historiador, amado, haz historia.


Yo por siempre te escucharé. Es hora que el mundo también lo haga.


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